Un mega puerto chino que promete convertir a Perú en una potencia comercial de Latinoamérica.
El recién inaugurado puerto de Chancay en Perú, construido por China, será el mayor puerto comercial en Suramérica.
Tras cerca de ocho años de construcción, ahora la primera fase de esta mega infraestructura está operativa y se espera que transforme la relación comercial entre el Perú, el resto de América Latina y Asia. El objetivo del país es convertirse en el Singapur de América Latina, de forma tal que la carga portuaria pase por aquí cuando vaya a Asia.
Pero su construcción no ha estado exenta de polémica y su impacto, una vez alcanzado la máxima operatividad, se dejará sentir más allá de Perú.
El gigantesco complejo portuario supone un hito más en la creciente influencia de China en América Latina. De hecho, la obra ha sido inscrita en la llamada Nueva Ruta de la seda, un plan de inversiones masivas de China para construir estratégicamente grandes proyectos de infraestructura en todo el mundo.
El nuevo puerto se lanzó en 2013 y está construido a unos 70 km al norte de Lima, esta liderado por la empresa estatal china Costco Shipping Company, que según las proyecciones oficiales, prevé invertir un total de $3.400 millones en esta obra.
Dicha obra contempla 15 muelles, servicios logísticos, oficinas, un túnel de 2 km de largo para dar salida a la carga y además, la obra también implicó un enorme calado de la bahía de Chancay para permitir que atraquen los buques más grandes del mundo, con capacidad de transportar hasta 24.000 contenedores.
En resumen, promete transportar más mercancías a menor costo optimizando tiempo, pues según el gobierno peruano, reducirá a 28 los 40 días que tardan hasta ahora los cargueros que viajan desde Perú a Asia. la expectativa del país sede es atraer alrededor del 50 % de los cerca de $58.0000 millones que mueve el comercio entre China y América del Sur cada año.
Los expertos ya hablan de que el puerto tendrá ventajas operacionales sobre el resto de los puertos ubicados sobre el océano Pacífico en Sudamérica por la incorporación de tecnologías de punta que permitirán abaratar costos y reducir los tiempos de operación respecto a otros puertos de la región.
El Ministerio de Producción de Perú estima que el puerto y los centros logísticos asociados aportarán a la economía peruana unos $4.500 millones lo que representaría un 1,8 % del producto interno bruto de Perú.
Solamente la fase inicial que ahora se inaugura, sumará un 0,9 % del PIB en el transcurso del primer año, según la previsión oficial. Además, se calcula que el nuevo terminal generará 7500 empleos directos e indirectos, y el gobierno resalta el lugar que ganará Perú en toda América, esperando superar la capacidad de transporte de puertos como Manzanillo en México o Long Beach en California, EE.UU.
Algunos analistas advierten que Perú se está volviendo en una nación dependiente de China y también desconfían del beneficio real que pueda tener, por ejemplo, en el empleo.
Muchos advierten que en otros lugares de América Latina donde hay inversiones chinas, se han empleado más a trabajadores desplazados desde China que a la mano de obra local. La población también se pregunta cómo va a encajar esta vasta infraestructura en un país que se caracteriza por la precariedad e insuficiencia del transporte entre las provincias donde se extraen materias primas y los puertos.
El impacto de este proyecto ya se sienta en el pequeño pueblo peruano de Chancay, donde hay varias denuncias del impacto medioambiental de la obra en la zona, que incluye consecuencias para los ecosistemas marinos y los humedales cercanos, así como el efecto negativo que han provocado las detonaciones y movimientos de tierra en casas y vecindarios.
Según las autoridades peruanas, el puerto se convertirá en un centro regional que enlazará con los vecinos Chile, Ecuador y Colombia. En el vecino Chile, por ejemplo, han surgido voces críticas que temen de la posible pérdida de competitividad.